La vida diaria durante la travesía
Las travesías oceánicas transforman el tiempo en un ritmo único, marcado no por relojes o calendarios, sino por la naturaleza y las necesidades del barco. La vida se desacelera, pero cada día trae pequeños desafíos y nuevos descubrimientos. Aunque las rutinas son esenciales, cada tripulación desarrolla sus propias tradiciones y momentos favoritos durante el camino.
Turnos de guardia
La tripulación se organiza en turnos de guardia de 3 a 4 horas durante todo el día, para que siempre haya alguien en cubierta: vigilando las velas, controlando los instrumentos y observando el horizonte en busca de barcos o tormentas.
La magia silenciosa de una guardia nocturna es algo que todo navegante oceánico recuerda: envuelto en una manta, gobiernas guiándote por las estrellas, mientras el barco surca un mar oscuro que brilla con bioluminiscencia, como si navegaras por un cielo invertido.
A veces, los delfines se unen al viaje, dejando estelas luminosas mientras juegan en la proa. La luz cambiante del amanecer y el atardecer se convierte en un ritual diario, y las charlas durante los relevos de guardia forjan vínculos profundos.
Como en una coreografía silenciosa, la comunicación clara, la confianza y la flexibilidad son las claves para una travesía segura y una tripulación feliz.
Comidas a bordo
¡Alimentar a una tripulación durante 30 días en el mar es una aventura en sí misma! Antes de zarpar, la cocina se llena de productos no perecederos: pasta, arroz, legumbres, conservas y leche UHT. Los primeros días se disfrutan frutas frescas, huevos y quesos, hasta que las provisiones se van agotando.
La creatividad en la cocina es clave: muchas tripulaciones hornean su propio pan, experimentan con recetas internacionales o inventan “juegos de cocina” como cenas temáticas o desafíos con ingredientes sorpresa.
Las comidas se convierten en momentos clave del día, donde todos se reúnen para compartir historias y planear el siguiente tramo del viaje.
En travesías largas, es común bromear sobre el “peso del cruce” gracias a las raciones generosas y las constantes tentaciones horneadas.
Tiempo libre a bordo
Cuando no se está de guardia ni realizando tareas, la vida en el mar es sencilla y profundamente gratificante. La tripulación lee novelas, escucha música o podcasts, escribe diarios o juega interminables partidas de cartas o ajedrez. Se lanza la línea de pesca en busca de dorado o atún, y una buena captura genera emoción (¡y cambio de menú!).
Muchos barcos organizan noches de trivia, maratones de películas o sesiones musicales improvisadas.
El seguimiento del avance con una posición diaria al mediodía se convierte en un ritual divertido, y hacer apuestas sobre la hora de llegada añade un toque de competencia amigable.
Uno de los momentos más esperados es la tradicional “Fiesta de la mitad del cruce”, donde se celebra haber llegado al ecuador del océano con una comida especial, pequeños regalos y muchas risas.
Cada travesía se convierte en una colección de recuerdos como estos: una combinación de rutina y sorpresa, de soledad y comunidad, de reto y recompensa.
Entretenimiento fuera de guardia
Las largas travesías oceánicas ofrecen muchos momentos de tranquilidad. Ya sea en una guardia nocturna, relajándote después del almuerzo o esperando que llegue el viento, aquí tienes algunos favoritos comprobados para mantener la mente activa y el ánimo en alto.
Libros para perderse en ellos
- Adrift by Steven Callahan – a real-life survival story at sea
- Sea Change by Peter Nichols – memoir of a solo Atlantic crossing
- Endurance by Alfred Lansing – the legendary Shackleton expedition
Juegos y diversión en grupo
- Uno o Dobble – rápidos, sencillos y resistentes al agua
- Story Cubes – narración creativa bajo las estrellas
- Juegos de trivia sin conexión o juegos de cartas como Coup o Hanabi – perfectos para noches largas y diversión en grupo